Una casa
con memoria
es una casa
con sentimiento.
Alberga
objetos
vivos y vibrantes
que nos
definen
y dan firmeza al camino
que
pisamos.
La memoria
de la casa es portátil.
Reina en
las cosas
que dan
color
a nuestro
transcurrir.
Por eso a
donde vamos, van ellas.
Por eso
donde están ellas, estamos.
Las pinturas, unos libros
la cafetera
milagrosa
la cajita
de costura
la cruz con pedrería.
Son
intemporales, leales, ineludibles.
En ellas
anida el recuerdo.